El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo quisieron hacer creer que en Matagalpa todo está normal. Este 14 febrero, día en que se celebró el 161 aniversario de haber sido elevada a ciudad, intentó mostrar una ciudad festiva y con sus ciudadanos alegres. “Aquí nadie olvida que nuestro obispo Rolando Álvarez, está secuestrado y han destruido a la Diócesis”, dice una matagalpina.
En esta ciudad aún acuden a la Catedral y a todas las parroquias matagalpinas gran cantidad de feligreses para orar y pedir al “Rey de Reyes” detener las brutalidades que el régimen Ortega-Murillo ejecuta contra el religioso en particular y contra Nicaragua entera.
“Este mal gobierno lo que busca es suplantar la voz profética de la iglesia y del pueblo de Dios, por consignas que alimentan el odio, azuzan la saña y desenfrenan la ira”, dice un religioso de esta ciudad. “Invito a cada buen hijo a rezar y pedir por nuestro Obispo, por cada hermano consagrado al Señor y que sufre el encierro injusto, el destierro criminal y cada humillación que sale de la bota perversa”, exclamó el religioso.
Escenario dominado por la dictadura
Las inmediaciones de la catedral San Pedro de Matagalpa, especialmente el paseo Juan Pablo Segundo y el parque Morazán, antiguo centro histórico de la ciudad, se han convertido en el escenario preferido de la dictadura sandinista para el montaje de fiestas interminables, ferias bulliciosas y cualquier tipo de actividad que entorpezca las celebraciones religiosas.
“Debemos ser pacientes y tolerantes ante las provocaciones que el sandinismo hace con sus bullas malignas, y a eso nos llama el Señor, a no caer en esos juegos sucios del demonio y sus sirvientes”, agregó el religioso.
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La perla del septentrión cumplió 161 años de ostentar la categoría de ciudad y hasta antes del 2018 incluso, se celebraba una misa oficiada por monseñor Rolando Álvarez, lo que este año no pudo ser.
Hoy es todo distinto. El gobierno reprime con vigilancia las misas, prohíbe las procesiones tradicionales, amenaza a los sacerdotes con cárcel o destierro si en las homilías se atreven a pedir justicia y libertad para su Obispo y democracia para Nicaragua. “Mientras todo el país sufre cárcel, igual nuestro Obispo, no puede haber nada que celebrar en esta ciudad”, expresó el religioso.
Fiesta de pocos
El martes hubo un acto para elegir a los ciudadanos notables, todos simpatizantes del régimen. En la noche se celebró la fiesta de parque a parque con cinco tarimas a lo largo de siete cuadras de la avenida central.
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Para los días siguientes, se programaron otras actividades eminentemente recreativas como el desfile hípico y encuentros deportivos, mientras tanto el Obispo de Matagalpa resiste “al infiernillo” en la cárcel La Modelo y otros sufren fuera de casa, en libertad, pero sin patria ni familia cercana.
“Celebrar en medio de todo eso es ofender a Dios, a su iglesia, al mismo ser humano que cree que puede apresar, matar o decidir el destino de otro humano. Esto causa tristeza, que mal, no creo que ese haya sido el sueño de Sandino”, dijo una religioso matagalpina.