Mirna Gutiérrez junto a sus hijos están en un proceso de recuperación, no solo por las secuelas que dejó en su cuerpo el COVID- 19 que afectó a toda la familia, sino también el gran dolor que les dejó la muerte de su esposo y padre de sus hijos por el mismo virus.
Mientras la pandemia afectaba fuertemente al país, Mirna tuvo que permanecer en un hospital en julio de 2020, porque su hijo mayor sufrió un grave accidente en motocicleta.
“Estaba conectado y solo le dije: que Dios te proteja mi hijo y el respondió gracias” lo cual sorprendió a los médicos, pero ante la necesidad de que le practicaran la operación en la cabeza Mirna por los nervios reconoce que le habló fuerte a Dios: “Mire Señor, si me lo va a dejar vivo: Ni loco, ni enfermo, que vuelva a trabajar y vuelva estudiar”. Y el joven no requirió de la operación en la cabeza.
Lo más sorprendente hasta para los médicos fue la pronta recuperación del muchacho. “Mi hijo quedó bueno y tiene 23 años y ya está por salir de la universidad”.
El primer contacto con el virus
En mayo de 2021, Mirna quien trabaja en una empresa de Estelí, refirió que sintió las primeras señales del virus que le tocó enfrentar con muchos de sus síntomas graves.
“Me dio muy fuerte con todos los síntomas, con tos imparable y cansancio que hasta me orinaba. Mi esposo muy preocupado me llamó un taxi y me iba a llevar a la clínica y yo le dije a Dios: ‘no me dejés y no me desamparés’ y estaba delirando, se me presentaron mis dos abuelitas (ya fallecidas) y me llamaban”.
“Mis hijos se me pusieron en fila y yo le dije: ‘Señor Jesús no me dejes y no me desampares porque mis hijos todavía me necesitan’”. Asegura que de repente sintió como si su garganta se limpiara, a su vez una mejoría, por lo que ya no fue necesario ir a la clínica y fue así que superó la enfermedad en su casa.
Sin embargo, en agosto, sus dos hijos menores de 12 y 17 años y su marido, de 55 años, comenzaron con los síntomas.
La pandemia de COVID-19 tres años después
El marido de Gutiérrez, siempre tuvo temor de padecer la enfermedad y trató de negarla, yendo a trabajar para continuar con su rutina. Pero el mismo día le dijo que no se sentía bien por lo que llegaría temprano a su casa donde su situación empeoró, cuando la oxigenación le bajó a menos de 70. Aún así se resistía a ir a una clínica. Tenía miedo.
Al verlo que no podía más, los hijos también le pidieron que fuera a la clínica y allí vinieron los tiempos más difíciles porque su oxigenación no mejoró.
La peor noticia estaba llegando. Sus pulmones ya no funcionaban. El médico le dijo que debía intubarse. El hombre con quien compartió su vida por más de 20 años, murió pocos días después, por un paro cardíaco.
Sus hijos experimentaron el dolor tan grande que renegaron de Dios.
“‘Qué Dios tan bueno que aleja al padre de sus hijos, ¿Acaso no sabe cuánto lo necesitamos?’ ‘Cuánto tiempo me arrodillé para que lo sanara’”, recuerda que decía su hija. Mientras el menor de los varones no paraba de llorar día y noche y hasta le decía que haría pacto con el diablo para entregar el alma de su madre y la de él.
Luego vinieron los conflictos y las malas calificaciones en la escuela.
Ha sido una lucha constante, en la que la familia de Gutiérrez ha sido acompañada por el sacerdote de la parroquia donde asiste, también ha recibido la ayuda del psicólogo. Y aunque considera que sus hijos poco a poco han venido aceptando la pérdida, mejorando las calificaciones de la escuela, el llanto aparece de repente y ella está lidiando con las alteraciones en la presión y la migraña que dejo como consecuencia el virus. Mantiene su trabajo y su hijo mayor se reincorporó a su carrera universitaria.
Gutiérrez mantiene viva su fe y confía en que el Señor les seguirá acompañando en las diferentes situaciones de la vida en la que también pueden compartir momentos felices.
Una joven que sigue resistiendo a los embates del Covid 19
Sobrevivir a una enfermedad como la COVID- 19 que se ensañó con la población, es un milagro no solo para las personas de avanzada edad sino también para jóvenes entre quienes muchos perdieron la vida, expresó la joven de 22 años a quien llamaremos Regina Lazo, habitante de Estelí quien todavía es atendida por las secuelas del coronavirus.
“Con una visita inesperada adquirí el virus y en menos de 3 días de presentar los primeros síntomas ya estaba en estado grave en 2021. Pase 12 días en la posición indicada y con oxigeno debido a la baja saturación. Fui atendida en casa con toda mi familia pero diagnosticada con la prueba del Minsa en el hospital” expresó Lazo
Regina Fue recuperándose, pero a los 3 meses el asma reapareció después de años de no padecerla y “mi sistema nervioso sufrió gran deterioro”.
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El neumólogo diagnosticó insuficiencia pulmonar que hace que “me falte el aire, además de la presión arterial baja, padezco de confusión y cansancio extremo”
Esta situación sumada a los problemas familiares debido al alto costo de las consultas médicas y él medicamento por ser una paciente del neumólogo, también Regina tuvo que frecuentar el psiquiatra para enfrentar la depresión.
Son graves las consecuencias que ha dejado el covid 19 en muchas personas, pero aún así la mamá de Regina, sus hermanos están siempre dándole ese apoyo emocional para poder vencer este episodio triste.
Muchos de los problemas respiratorios están siendo superados y creen que en medio de tantas dificultades la fe en Dios, les podrá ayudar para superar también las dificultades económicas agravadas por los gastos médicos.
“Dios nos dará las fuerzas y las herramientas para lograrlo” expresó la madre de Regina.