Las salineras que se encuentran ubicadas en la comunidad indígena de Nahualapa, del municipio de Tola, Rivas, son la principal fuente de ingreso económico para muchas familias de esta comunidad en tiempo de verano.
Los productores de sal aseguran que el sol y el viento son una de las principales componentes para que la sal pura, genere su composición, este proceso dura aproximadamente 20 días.
La producción de la sal es un proceso 100% natural y consta de extraer agua del mar a través de canales que conectan con el estero, luego el agua es almacenada en tanques que son elaborados por los mismos productores.
Del mar, el agua es sustraída a tres grados de salinidad, pero al momento de que esta entra a las pilas de plásticos, el agua debe de estar a 25 grados, el proceso para que el agua sea apta para la producción de la sal, es de aproximadamente un mes.
“Nosotros esperamos alrededor de ocho días, pero antes de esos ocho días, el agua ya ha pasado por un proceso de purificación de un mes, luego que el agua ya ha llegado a los 25 grados, es donde ya empieza su etapa final, porque el agua se comienza a evaporar, comienza a desaparecer y la sal ya está lista para ser extraída”, asegura Juan Torres Segura, administrador de una de las salineras que pertenece a su papá y a un tío.
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Generan empleos en tiempos de zafra
Las salineras en temporada de verano son generadoras de empleos temporales. “En tiempos de zafra están laborando alrededor de 30 personas. Uno hace el bombeo, otro extrae el agua del mar, y los que encargan de sustraer la sal y empacarla”, apunta Torres Segura.
Actualmente el municipio de Tola consta de seis cooperativas y tres negocios de salineras familiares. Una de las cooperativas es la salinera Ninfa Segura, a la cual pertenece José Danilo Busto Duarte, de 67 años de edad, quien ha dedicado toda su vida a la producción de sal.
“Lo hago desde hace cincuenta años, empezamos con las labores de trabajo desde las cinco de la mañana y culminamos a las nueve de la mañana. Hay momentos en que pasamos todo el día extrayendo la sal de las piletas, bajo el sol y acarreando la sal, para luego ser trasladada en camiones. Al día realizamos hasta tres viajes con camiones repletos de sacos de sal”, dice Busto Duarte.
La zafra salinera inicia los primeros días de noviembre hasta finales del mes de abril. Los tendales de sacos de sal se pueden observar al momento que se ingresa a la comunidad indígena de Nahualpa o Guasacate, en Tola. Los productores de sal, quienes se dedican exclusivamente a la producción de sal en temporada de verano, aseguran que al llegar las primeras lluvias de invierno regresan a la agricultura, ganadería y pesca.
Busto, recuerda cómo desde pequeño, creció viendo a sus padres y familiares que se dedicaban a la producción de sal. Asegura que, aunque el trabajo es muy cansado por las horas que se expone al sol, en ciertas ocasiones no es muy bien remunerado.
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“Recuerdo que antes para poder sustraer la sal era más tardado el tiempo y más tedioso, antes se elaboraban las pilas de madera, y la sal la hacían cocida, nosotros invertimos tiempo, dinero en este negocio, pero lamentablemente no es muy bien remunerado y a veces solo nos queda la asoleada, pero cuando es exportada y se comercializa, en el mercado, la venden a un precio elevado al consumidor”, se queja Busto Duarte.
Piden instalación de procesadora en Tola
Algunos productores de sal aseguraron que les beneficiaría en grande que la Alcaldía Municipal de Tola, los apoyara con la instalación de una procesadora de sal, ya que en temporada de verano son muchos los pobladores de la zona que se dedican a este trabajo.
“Nos gustaría que la alcaldía municipal brindara apoyo al productor de sal. La sal gruesa es exportada a Costa Rica, luego ellos la refinan y la empacan para importarla al país de nuevo ya procesada. Deberíamos poder procesarla aquí en el municipio, porque algunas veces, entran empresarios del lado tico y compran el producto a un bajo costo y puesto en el mercado tienen buenas ganancias. Muchos viajan a León donde cuentan con dos máquinas procesadoras”, reitera otro productor de sal.
El año pasado un productor asegura que el quintal de sal lo comercializaron a 45 córdobas y este año se prevé se comercialice a un mayor valor. Según los productores, el bajo costo del año 2022, se debió a que el invierno, inició días antes, ocasionando que hubiera menos producción de sal.
Según productores, el quintal de sal se encuentra a 180 córdobas a granel, pero al ser exportada, ya refinada cuesta 240 córdobas. Son pocos los productores que cuentan con una máquina procesadora. En esta zona, los que tienen son la familia Torres Segura.
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“En Nicaragua existen dos plantas procesadoras, la mayoría de sal se lleva a Costa Rica, pasa por el proceso de refinado y retorna a Nicaragua ya empacada. La sal que estamos empacando es industrial, solamente consta de triturarla con una máquina y luego está lista para el comercio, sin llevar nada de químico”, apunta Segura
Los productores de sal afirman que durante la semana, salen pedidos de sal de hasta cinco mil quintales, o diez mil quintales. Además explicaron que almacenan varios sacos en bodega para abastecer a cierto mercado, que durante los meses de invierno, demandan hasta mil sacos de sal ya sea al mes o cada quince días, dejando una porción considerable para la zafra del año venidero.
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