Pequeños grupos integrados por amigos y familiares de inmigrantes haitianos, cubanos y venezolanos, deambulan a diario por algunas calles principales de las ciudades de Estelí, Somoto, Ocotal y Jalapa, en el norte del país, solicitando ayuda para, según dicen, comprar alimentos, medicina y recolectar dinero para seguir con su travesía hacia Estados Unidos.
Los grupos, de entre cuatro a seis personas, están integrados en su mayoría por hombres jóvenes, acompañados de dos a tres mujeres y de algunos niños o niñas de entre los cuatro a 12 años de edad. Estos a veces descansan y duermen en aceras y andenes o se mantienen en parques y lugares públicos para pedir dinero. También se les ve en supermercados y sobre tramos de la carretera panamericana en la que aprovechan los semáforos en rojo para pedir ayuda.
En la ciudad de Estelí, estos grupos de inmigrantes sostienen en sus manos pedazos de cartones con escrituras en la que se lee su nacionalidad: “Soy cubano”, “Soy haitiano” o “Soy venezolano”, se logra leer. A continuación, piden ayuda para comprar una taza de café con pan o medicina para algunos de sus integrantes que dicen se encuentra enfermo.
Siempre se les encuentra durmiendo en grupo en las aceras de las oficinas de la Asociación de Ganaderos del Norte, (Asoganorte) y en algunos puntos del parque central o pidiendo ayuda a la entrada de los supermercados La Colonia, Las Segovias y Maxi Pali de la ciudad de Estelí. También en la terminal de buses del norte y en la parada de buses frente a la gasolinera Shell Esquipulas.
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Zona de tránsito
En las estaciones de servicio de combustibles se ven a diario unidades de taxis procedentes de Managua que cargan combustibles, mientras sus pasajeros cubanos, haitianos y venezolanos, compran productos en las tiendas de conveniencia.
Los extranjeros viajan desde la capital hasta la zona de Jalapa, en Nueva Segovia, pagando cada de ellos entre 150 a 200 dólares para llevarlos a la frontera con Honduras. También existe una unidad de bus en la terminal del norte, ofreciendo viajes especiales para estos ciudadanos.
“Es lastimoso ver la situación de esta gente que a veces se quedan sin plata (dinero) y tienen que suplicar por ayuda para continuar su viaje”, dijo Rosa Edelmira Altamirano López, propietaria de un puesto de comida ubicado muy cerca de la terminal de buses de la ciudad de Ocotal, en Nueva Segovia, quien añadió que ella los ayuda con lo que puede.
También en el poblado del municipio de Jalapa, en Nueva Segovia, la gente les ayuda con frazadas, alimentos y hasta les brindan ropa y calzado usado. Otros ayudan con las recolectas de dinero, “Da pesar de esta pobre gente, así también pasa con muchos nicaragüenses que migran hacia los Estados Unidos”, señaló don Emilio José Sánchez Herrera, quien es propietario de un puesto de verduras y legumbres en una de las calles de Jalapa.
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Huyen de un sufrimiento y llegan a otro
Jalapa es el tramo final para cruzar hacia Honduras, pero a los inmigrantes no les faltan los abusadores y oportunistas que les cobran grandes sumas de dinero para cruzarlos en taxis o vehículos particulares o para servirles de guía. “Cuando usted los ve ahí pidiendo dinero, es porque se han quedado sin recursos, ya que gastan más de diez mil dólares desde que salen de sus países de origen”, manifestó Luis Alberto Ponce Tercero, propietario de una barbería cerca de la terminal norte de buses de la ciudad de Estelí.
Entre la angustia, los obstáculos, dificultades y la esperanza, Nicaragua es una ruta de tránsito de venezolanos, cubanos y haitianos que huyen de la crisis económica de sus países. Algunos, han perdido la vida, como el accidente ocurrido el 27 de julio del 2022, donde un total de 15 venezolanos murieron tras sufrir un accidente de tránsito en el sector conocido como la cuesta de La Kukamonga, en Estelí, mientras iban a bordo de una unidad de bus expreso desde managua hacia la zona de Jalapa, en Nueva Segovia.
Reyna Maya Odiel, de 30 años, junto a su esposo y su pequeña hija decidieron salir de su tierra natal Haití, y buscar un nuevo futuro en los Estados Unidos, ya que en su país, la grave crisis económica, social y política que se vive desde hace varios años les impiden construir un futuro. “Soy Haitiana, salí hace meses de mi país, pero estamos estancados aquí en Nicaragua, ya que nos hemos quedado sin dinero, estamos pidiendo a diario para recoger y continuar nuestro viaje a los Estados Unidos”, relató Maya Odiel.
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