La inesperada muerte de la profesora de danza matagalpina Liz Samaria Romero, ha causado tristeza en este municipio. En redes sociales, alumnos, amigos y familiares, no han cesado en expresar su pesar ante su deceso este fin de semana en un accidente de tránsito.
Quienes la conocieron dicen que es una gran pérdida. La describieron como un buen ser humano, apasionada por la danza y la enseñanza. Hace un poco más de un año, posteó en su red social un pensamiento vinculado al momento que ahora enfrentan quienes la estiman.
“La muerte de un ser querido parece nublar la luz de nuestras vidas, pero el saber que ahora está con Dios, nos puede dejar más tranquilos”, escribió. Para sus amigos más cercanos y sus familiares, el escrito además de ser para ellos una premonición, les es útil en el intento de resignarse ante su pérdida.
La tragedia en la que pereció Samaria Romero, ocurrió en la carretera Sébaco-Chaguitillo. De acuerdo con el reporte oficial, la maestra viajaba como pasajera en una motocicleta, la llanta delantera se ponchó y el conductor no pudo controlar el vehículo liviano. La profesora cayó y rodó sobre el asfalto, muriendo casi de inmediato.
Una hija la llora
Samaria Romero era una joven apasionada, reitera una de sus excompañeras de universidad. “Se dedicada al estudio y perfección de ese arte y al mismo tiempo, era entregada al cuidado y la crianza de su pequeña hija”, comentó visiblemente afectada.
Señalaron otros amigos que hasta el último día de su vida, la profesora Liz fue activa, participando en grupos de danza y enseñando el arte en el Colegio Eben-Ezer y en el Instituto “Las Mangas”, de San Isidro.
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Una de sus actividades más recientes, fue la de enseñar danza a un grupo de jóvenes en una de las universidades matagalpinas confiscadas por la dictadura orteguista. Samaria Romero, era muy activa en redes sociales, sobre todo en su página de Facebook, donde presumía sus logros y promulgaba su orgullo de vivir por su familia y para la danza.
Agradecida con la vida
En una ocasión, destacó la importancia de su pasión artística y enalteció el trabajo y los esfuerzos que su mamá, doña Vivian Romero, hizo por ella para educarla como una mujer de bien. También la llenaba de orgullo saber que aunque madre y trabajadora, sacaba tiempo para la danza que amaba tanto.
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“Esta es una pasión que llevó muy en mi alma. Amo lo que hago y lo que soy”, decía.
En redes sociales de ciudadanos matagalpinos, continúan las expresiones de pésame. Sobre esta tragedia, la policía de tránsito del régimen aún no se ha pronunciado, aunque es posible que este lunes, sea mencionado su caso como un número más en el recuento de saldos trágicos en las vías que la institución sancionada hace cada lunes.