En este mes de octubre, los miembros de la iglesia Católica del municipio de Diriá del departamento de Granada, denunciaron que la policía orteguista les impidió que repartieran el tradicional “atol de ánimas” al pueblo.
Los ciudadanos advierten que esta es una estrategia para suplantar las tradiciones del pueblo católico. Este año, solo le fue permitida la tradición a la alcaldesa sandinista Catalina Maltés, que junto a los simpatizantes sandinistas, repartió más de tres mil raciones de atol de maíz en la plazoleta del parque.
Durante la repartición, la alcaldesa agradeció a Daniel Ortega y a Rosario Murillo por “apoyar las tradiciones del pueblo”. Otra actividad religiosa en la que se ha suplantado al pueblo devoto católico, es la tradicional fiesta de Santo Domingo de Guzmán, donde los miembros del comité de cargadores tradicionales fueron sustituidos por miembros del partido sandinista.
La actividad estuvo vigilada todo el tiempo por efectivos de las fuerzas especiales de la policía sandinista y trabajadores del Estado, los que fueron obligados a realizar esa tarea. “Cuidan que no hayan expresiones de rechazo a los dictadores”, se quejó un poblador.
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El régimen busca controlar calles
Luego que en septiembre del 2018, la policía del régimen prohibió las manifestaciones de los opositores, los miembros del partido de gobierno son los únicos que pueden manifestarse en las calles a través de caminatas, caravanas de motocicletas y vehículos, en respaldo a la continuidad de la pareja gobernante señalada de mantenerse en el poder por la fuerza.
Las movilizaciones se realizan casi todos los fines de semana en todos los municipios del país bajo cualquier argumento. Desde la celebración del natalicio de Sandino, Tomás Borge, hasta Benjamin Zeledón o Fidel Castro. Cada una de estas movilizaciones, es resguardada por la policía, que porta en sus unidades la bandera sandinista.
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Una de las últimas movilizaciones que organizaron los partidarios sandinistas, fue en respaldo al 44 aniversario de fundación de la policía, considerada el principal órgano de represión del gobierno, donde en su acto principal, el primer comisionado general Francisco Díaz, reafirmó su lealtad a la pareja dictatorial.
“Ortega y Murillo buscan con estas movilizaciones mantener activas sus bases, ante el temor de volver a perder las calles, como en el 2018, donde todo un pueblo motivado por los estudiantes, perdió el miedo para exigir la salida de la dictadura que se mantiene en el poder desde el año 2007”, remarcó la fuente política.