Cuando Samantha Jirón se unió a las protestas antigubernamentales en el año 2018, nunca se imaginó que su vida daría un giro de 180 grados. Jamás pensó que tendría que sufrir tanto, y mucho menos ser desterrada; a pesar que, desde muy joven su madre la inscribió en clases de pintura, y la apoyó en todas sus decisiones, incluso cuando decidió entrar como voluntaria al benemérito cuerpo de Bomberos, mucho antes del 2018.
Y es que el vínculo que Samantha tiene con su mamá es muy sólido. Algo que ella describe como una unión “como muy pocas”.
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Pero en 2018 las cosas fueron diferentes. El estallido de las protestas sociales en contra de Daniel Ortega hizo convulsionar a la sociedad nicaragüense y entre todas las personas que sintieron el fervor de salir a protestar, estaba Samantha.
Al unirse a las protestas, asistió a algunas marchas sin imaginarse que la policía iba a reprimir de forma letal las manifestaciones. En ese momento, Jirón aún era voluntaria del benemérito Cuerpo de Bomberos, pero se sorprendió cuando se dio cuenta que tenían órdenes de no atender a los heridos que llegaran producto de las protestas.
