La creciente influencia de China en América Latina podría tener serias consecuencias para Estados Unidos, en tanto que la estrategia del gigante asiático se está centrando en dominar su posición geopolítica en la región a través de inversiones y ciertas políticas para ganar terreno poco a poco.
Un informe del Consejo Atlántico (AC, por sus siglas en inglés), un centro de pensamiento basado en Washington DC, subraya la necesidad de poner en marcha “una estrategia clara y coordinada” por parte de Estados Unidos para “contrarrestar estos esfuerzos malignos” de países como China.
Los investigadores de este organismo aseguran que las inversiones chinas en “los puertos de aguas profundas, la infraestructura espacial y la minería de minerales críticos” son cuestiones que deberían preocupar al gobierno estadounidense.
“China ha invertido mucho en infraestructura, especialmente en puerto de aguas profundas”, dijo Clementine Starling, directora de Defensa Avanzada y miembro de la Iniciativa de Seguridad Transatlántica del Consejo del Atlántico.
El acercamiento de empresas chinas
En esa línea, subrayó que las empresas chinas, “que están subsidiadas por el gobierno chino”, pueden ofrecer precios mucho más competitivos, lo que dejaría muy poco margen de actuación. “Esto permite que estas empresas ofrezcan precios más bajos que muchos otros competidores, lo cual es parte importante del problema”, agregó.
A modo de ejemplo, Starling recalcó que “debería ser una preocupación” el hecho de que “empresas chinas estén licitando en varios proyectos relacionados con el Canal de Panamá”, donde Estados Unidos tiene muchos intereses.
Inversión en proyectos espaciales
En relación con las inversiones en proyectos espaciales, la investigadora del AC aseguró que “China ha invertido en unas 11 instalaciones espaciales diferentes de la región” en países como Bolivia, Venezuela, Perú o Argentina.
A su juicio, este tipo de inversiones estarían dando a China ciertos acceso, ganando cierta ventaja a EEUU. “China podría usar estas instalaciones para rastrear y comunicarse con su creciente flota de satélites y vehículos espaciales, así que esto llena un vacío crítico para China que, de otra manera, no tendría”, dijo.
Sobre este punto, Starling también advirtió que “ha habido informes de inteligencia que indican que Beijing puede controlar remotamente algunas de estas instalaciones”, lo que supondría un problema militar “al permitir que China facilitara las comunicaciones que ocurren en el hemisferio sur”.
“Eso le permite a China hacer cosas que de, otra manera, no podría hacer en términos de interferencias y otras capacidades contrarias al espacio”, comentó.
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Por su parte, Victoria Chonn-Ching, investigadora del Centro Adrienne Arsht del Consejo Atlántico para América Latina sostiene que se debería analizar “el tipo de desarrollo que están buscando” los países latinoamericanos y “qué es lo que China está ofreciendo”.
“Así que creo que cambiar la conversación y la preocupación sobre lo que China está haciendo para contrarrestar a Estados Unidos no es productivo”, puntualizó la también profesora asociada del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Sur de California.
Una consecuencia directa: la influencia política
Con todo, Chonn-Ching está convencida de que “China está llegando a la región para buscar sus propios intereses, ya sea geopolíticos o económicos” y eso puede provocar que el gigante asiático tenga “mucha influencia política” en un plazo relativamente corto de tiempo, por lo que ayudaría “a expandir a sus aliados”.
Ante este panorama, cree que “no es productivo” el hecho de que Estados Unidos vaya a la región únicamente con el mensaje de “contrarrestar a China”. “Más bien, algo importante sería decir que estamos viniendo aquí y queremos ser el socio de preferencia”, eso tendría más sentido”, opinó.
Sin embargo, subrayó que Beijing está dispuesto “a expandir su influencia”, incluso si “eso ocurre a expensas de Estados Unidos”.
Además, recordaba que la estrategia de China también pasa por ofrecer proyectos atractivos para los gobiernos latinoamericanos, que también buscan inversión en ciertos sectores.
“También tenemos que pensar en China también persigue sus propios intereses económicos, que están realmente vinculados a sus propios planes de desarrollo, de manera que, para muchas de las regiones, esos planes coinciden con lo que los países quieren, que es el desarrollo y la modernización”, añadió.
El Departamento de Defensa “preocupado” por el ciberespacio
Esta situación supone también un “desafío” para la seguridad de Estados Unidos. El Subsecretario Adjunto de Defensa para el Hemisferio Occidental del Departamento de Defensa de EEUU, Daniel P. Erikson, aseguró que la agencia federal “desempeña un papel muy importante a la hora de trabajar con las fuerzas militares asociadas en la región”, de manera que “la respuesta debe ser integral y abarcar múltiples dominios, incluidos el espacio y el ciberespacio”.
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“Existen elementos muy importantes en los desafíos plantes por la República Popular China que realmente requieren una respuesta de todo el gobierno, ya que se persiguen intereses económicos, políticos y diplomáticos por parte de ambos países”, afirmó.
Según él, se debe “examinar” qué aspecto “plantea un riesgo o amenaza central para los intereses de Estados Unidos y los aliados”.
Además, el funcionario estadounidense confirmó que el gobierno está “extremadamente preocupado por las actividades maliciosas que se observan en el ciberespacio”, especialmente por las consecuencias que eso podría tener.
Sobre eso, confirmó que el Comando Sur de Estados Unidos está siguiendo muy de cerca este tipo de actividades por el impacto que pudiera tener en un futuro.