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Iglesia María Magdalena de Monimbó resiste como los masayas resisten al asedio de la dictadura

En el corazón del barrio indígena de Monimbó se eleva la vetusta iglesia María Magdalena, la misma en la que desde su edificación, se han desarrollado una serie de eventos religiosos y se ha mantenido en pie a pesar de los embates de la naturaleza y últimamente ante la hostilidad del gobierno sandinista.

Desde abril de 2018, este templo cobró mayor notoriedad a nivel nacional como internacional por su labor pastoral y de humanismo, al albergar a la población herida por la represión de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Pobladores afirman que desde esa fecha, esta parroquia se mantiene asediada por la policía y vigilada por fanáticos orteguistas, porque la tienen como un objetivo político, por su ubicación. “Lo que hizo (en 2018) esta iglesia es encomiable, claro, solo actuó como cualquier iglesia cristiana de abrir sus puertas de par en par a los prójimos que buscaban refugio para que no los mataran”, comenta “Anita”.

Y es que desde la “Operación Limpieza” hasta la fecha, este templo ha sido objetivo del gobierno de Daniel Ortega. Cuando los policías y paramilitares entraron a Monimbó, tumbaron sus puertas a patadas, tomaron de rehén al cura párroco Pedro Méndez, lo encañonaron y lo golpearon, tanto que le fracturaron varias costillas, según testimonios de pobladores.

Saña de Ortega contra esta iglesia

Otro habitante católico de este barrio que prefiere el anonimato, comenta que la parroquia también cobró notoriedad en el pasado,   antes y después de los años 80 por estar situada en el corazón de Monimbó. “Este templo ha sido testigo de varios encuentros y desencuentros con el sandinismo”, señala.

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“El gobierno sandinista le teme al poder de la palabra y a la fidelidad de su población católica a sus guías espirituales y por eso se ensañan contra los sacerdotes y su feligresía. Ortega acusó que en 2018, las iglesias eran cuarteles donde se planeaban cosas indebidas. Eso es una una calumnia, pues los sacerdotes y en el caso particular del padre Méndez, lo que hizo fue dar protección y brindar local para curar heridos sin distingo religioso o político alguno”, recuerda.

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Afirma que el cura párroco, al ver tanta injusticia alzó su voz y reclamó los derechos civiles, políticos y humanos de los masayas, pero al parecer, estas acciones no fueron del agrado de la dictadura y que por eso durante la “Operación Limpieza”, profanaron el templo.

La represión, el asedio y las amenazas a esta parroquia se mantienen como el régimen mantiene las amenazas a los monimboseños. “Pero aquí estamos y como nuestro templo, aquí estaremos hasta que Dios nos lleve”, dijo un poblador que habita cerca del templo.  

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